
San Juan Bosco (1815-1888) es el patrón de los ilusionistas. Fueron los mismos magos quienes en un congreso internacional celebrado en Segovia (España), lo escogieron como modelo y protector, a mediados del siglo XX.
Don Bosco, como tradicionalmente se le conoce, fue un sacerdote moderno, cercano a los jóvenes más pobres, que supo ganarse la amistad de éstos con técnicas inspiradas en el ilusionismo, así logró evitar que muchos fueran a la cárcel y que tomaran en su vida el buen camino.
El más célebre mago y escapista del siglo XIX (y posiblemente de todos los tiempos) fue Harry Houdini (1874-1926), tomó su nombre profesional de Harry Keller y del mencionado Robert-Houdin, y desarrolló una serie de ilusiones de magia escénicas, basadas muchas de ellas en el arte del escape.
A finales del siglo XX, el ilusionismo volvió a tener auge de la mano de Doug Henning primero, y David Copperfield después, a través de sus especiales televisivos, espectáculos en Broadway y giras internacionales.
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